Los dos órganos más medidos del cuerpo del hombre a lo largo de la Historia han sido la nariz y el falo. La nariz al situarse justo en medio de la cara es lo primero que destaca en un rostro, pero ¿Cuál es el motivo para que nos obsesionemos por la longitud del pene cuando este no está a la vista por estar oculto entre la ropa?
Desde tiempos inmemoriales el hombre ha tapado su desnudez, inicialmente el propósito de hacerlo ha sido para resguardarnos del frío, pero también para protegernos de amenazas exteriores. La piel humana parece haber evolucionado para sentir y percibir sensaciones placenteras como las caricias o el abrazo, cientos de terminaciones nerviosas han provisto de esta capacidad de nuestra piel. Si nos comparamos con otros animales con exoesqueletos, o recubiertos de un espeso pelaje nuestro cuerpo queda indefenso ante cualquier agresión sea climática o por otro ser vivo. Esta es la principal razón por la que evitamos la desnudez, y aún así nos preocupa el tamaño del miembro viril, será interesante buscar la explicación e intentaremos encontrarla sumergiéndonos en diferentes disciplinas como la antropología, fisiología, biología, etología, sociología y psicología. Todas estas ramas del conocimiento pueden aportar una visión interesante y tal vez encontremos un nexo común y una causa-consecuencia que den respuesta a nuestra pregunta.
Podemos detenernos en uno de los instintos animales más importantes, la reproducción o supervivencia de la especie este instinto determinaría el comportamiento de los primeros homínidos. Atendiendo a la disciplina de la Etología, encontramos un interesante estudio de la American Ornithological Society Journals https://academic.oup.com/aosjournals/?code=coop-site demuestra que La competencia sexual entre patos determina el tamaño de su pene, el estudio revela que la longitud y morfología de los genitales de los patos cambia según su entorno social. En el artículo publicado se deduce que los machos que sufren a una gran competencia tienden a desarrollar falos más grandes de tamaño que los de los machos que viven en un entorno menos competitivo, esto responde a una estratégica clara ante la dificultad que supone tener que competir entre gran cantidad de machos para copular con una misma hembra.
Si estudiamos la anatomía del pene humano, observamos cómo claramente se diferencian dos cuerpos, el tallo del pene y el glande. El abultamiento que del glande y la disposición perpendicular de la corona del mismo es una característica propia del varón. Según un estudio de Gordon G. Gallup, Jr.“Semen Displacement as a Sperm Competition Strategy in Humans “
https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/147470490400200105 plantean que el pene humano ha evolucionado con esta forma para desplazar el semen de rivales en la competencia espermática. Analizando el estudio, se puede observar que la anatomía del pene humano ha evolucionado para introducirse en la vagina de la mujer y, durante el coito, la misión del glande sería extraer de la vagina el semen de otro varón si lo hubiera, dejando libre la entrada del útero para posteriormente inseminar a la mujer con su propio esperma.
Los humanos han pasado de ser un grupo nómada y cazador a promover asentamientos estables con recogida de cultivos para asegurar la alimentación de su población. Algunos estudis antropólogicos indican que en numerosas tribus de indios del Amazonas se piensa que una mujer necesita recibir el semen de diferentes varones para quedar embarazada. Las mujeres buscarían tener relaciones con varios hombres para que su hijo pueda heredar lo mejor de cada uno: el mejor cazador, el más fuerte. El estudio es: Evolutionary history of partible paternity in lowland South America. https://www.pnas.org/content/107/45/19195 .
Según el antropólogo evolucionista Kit Opie de la Universidad College de Londres “nuestros ancestros, los primeros primates serían machos solitarios que preferían vivir en aislamiento, uniéndose tan solo para el apareamiento”. El homo sapiens evolucionó, se volvió gregario formando pequeños asentamiento, creó sociedades y potenció la monogamia, pero quedó el vestigio filogenético de la importancia del tamaño del pene en el hombre.
En el inicio de las primeras civilizaciones de la cultura occidental, se extendió un matriarcado en la mayor parte del Mediterráneo. Con las invasiones de los pueblos del mar trajeron el patriarcado, casando los dioses masculinos con las antiguas diosas, relegándolas a un segundo puesto. Donde antes se exalta en el matriarcado las antiguas diosas de la fertilidad con desarrollados caracteres sexuales secundarios con grandes senos y caderas alabando el poder mágico de la mujer en la reproducción. Con la victoria del patriarcado comienza a realzarse la importancia del pene, símbolo del poder del varón. Conocidas con las imágenes del dios Príapo con un gran falo erecto o el dios Dionisio, sátiros etc … En las excavaciones de Pompeya y Herculano se puede distinguir en el dintel de muchas casas la representación de un pene asociado a la fortuna y prosperidad. No ha sido inusual encontrar en contiendas emplear por parte de los vencedores las violaciones sobre los vencidos, en una demostración de poder y triunfo.
Sociólogos, psiquiatras y psicólogos han recogido este profundo interés hacia el falo del hombre en múltiples estudios. Freud el padre de psicoanálisis enuncia en la teoría del desarrollo psicosexual que durante la fase fálica del niño es en el área de la uretra donde reside su punto libidinal. La teoría sugiere que el falo pasa a tener un interés prioritario principal para ambos sexos, catalizando los acontecimientos fundamentales en el desarrollo psicosexual. Estos hechos se plasman después en la teoría freudiana del complejo de Edipo, donde el niño desarrolla sus primeros impulsos sexuales hacia su madre. La niña se da cuenta de que no tiene pene para tener una relación heterosexual con su madre y entonces lo desea, esto se describe como la envidia del pene. En consecuencia se elicita un deseo sexual hacia su padre.
Posteriormente desde la psicología conductual enmarcada con la identificación de variables del entorno que interactúan con el hombre y producen un respuesta. Desde hace años los sociólogos plantean la pregunta de si “¿el tamaño importa?”. En internet podemos encontrar estudios de afirman y desmienten, pero es cierto que los estudios sociológicos pueden estar sesgados por el autor para inclinar la balanza a un lado o al otro. Por tal motivo abandonamos el estudio sociológico para centrarnos en la Psicología.
Varios estudios muestran que la visualización de un pene grande influye en la respuesta sexual de la compañera sexual. Si utilizamos el lenguaje de los psicólogos conductistas, un estímulo incondicionado (Ei) generaría una respuesta fisiológica incondicionada (Ri), cuanto mayor sea ese estímulo (pene más grande), aumentará la probabilidad de una respuesta mayor (más deseo). Posteriormente nuevos estímulos que inicialmente serían neutros, se asociarían a esa respuesta, por ejemplo un cuerpo musculado, riqueza o poder pasarían a convertirse en un estímulo condicionado (Ed) que provocaría también una respuesta de deseo sexual, esta vez diferencial por ser de diferentes estímulos (Rd).
El varón asocia poder, dinero o tener un gran falo a conseguir respuestas de deseo en la mujer, se produce entonces conductas operantes y potenciará todos estos atributos asociado a las ganancias y éxito. De igual forma si nos compramos un traje y muchas personas nos halagan (refuerzo social) aumentará la probabilidad de que nos volvamos a poner dicho traje para volver a ser reforzados.
Vivimos en grandes núcleos urbanos donde hemos de competir constantemente con nuestros vecinos para conseguir nuestros objetivos. Hay una comparación constante, y de igual forma que los machos se pelean por conseguir aparearse, en ocasiones los varones se comparan entre sí. Este es el caso del síndrome del vestuario, https://www.andropenis.com/es/dismorfofobia-pene/ acuñado por primera vez por el Psicólogo Fernando Molina-Campuzano, el hombre compara el tamaño de miembro de los demás con el suyo. En esa comparación encontramos reafirmación si el tamaño es superior a la media o también un sentimiento de complejo si comprueba que el tamaño es inferior.
Sufrir complejo por tener un pene pequeño o micropene puede conllevar a inadaptación, inseguridad y conductas de evitación en las que pueda exhibirse la desnudez. Puede producir ansiedad y en algunos casos depresión en el paciente.
Hoy en día, la ciencia ha sabido ofrecer una terapia para poder solucionar esta situación. En 1996 el Dr. Eduardo Gómez de Diego inventó un aparato de tracción, llamado Andropenis, que posibilita el crecimiento del pene de forma permanente. A dicha técnica se le llamó Terapia de Tracción Peneal (PTT). Numerosos estudios científicos confirmaron dicha invención, como el realizado en la Universidad de Turín por el urólogo Dr. Gontero https://onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/j.1464-410X.2008.08083.x . Las indicaciones médicas de la terapia de tracción peneal se aplican en más tratamientos, como la enfermedad de Peyronie que gracias al aparato de tracción consigue corregir curvaturas del pene y restaura la longitud perdida. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/jsm.12400
Si integramos las diferentes disciplinas de conocimiento y sus respectivos estudios, podemos aproximarnos de una manera amplia a la pregunta formulada en el inicio, no existiría una única razón sino la suma de múltiples razones que explicarían la importancia que los humanos damos a la longitud del pene. Los genes que portamos, la influencia social y cultural, los aspectos biológicos y psicológicos juegan un importante papel para responder por qué es importante el tamaño del pene.